31 de marzo de 2011

Mariano Melgarejo, un dictador boliviano.

General boliviano que gobernó su país a sangre y fuego desde 1864 hasta 1871. Había nacido en Tarata, de padre desconocido; era alto, tal vez era el hombre más alto de Bolivia.
Solía decir que las fronteras no existían, y para demostrar ese acierto le regaló al imperio del Brasil 65.000 km² de selva y le cedió a Chile toda la costa del Pacífico. 
Al asumir la presidencia tomó medidas de distinta índole, como disolver las municipalidades, imponer a Cochabamba empréstito forzoso, restablecer a La Paz como la capital de la república, y permitir los carnavales. En 1865 la joven Juana Sánchez, que era hija de una familia aristocrática, fue a verlo a su despacho para pedir por su hermano que estaba preso, y jamás volvió a su casa, porque Melgarejo se enamoró, y ella también. Desde entonces compartieron el poder.
Se cuenta que Juana andaba siempre desnuda en el palacio de gobierno, aún ante los ministros y aún ante los embajadores extranjeros, que sin dudas un poco de perplejidad sentían, pero temían hacer algún observación por miedo a causar un incidente internacional.
El hermano por el cuál ella fue a pedir no solo fue liberado, si no que fue también nombrado ministro.
Melgarejo era un hombre de escasa ilustración, despreciaba a los doctores (sin embargo era un hombre de escasa ilustración). Tenía, eso si, respeto por la iglesia.
Se había enterado de que Alejandro de Macedonia tenía un caballo llamado Bucéfalo y le puso ese nombre a su propio caballo, según dicen, solamente él era capaz de montar a Bucéfalo.
Como puede suponerse, gobernaba con enorme crueldad, había revueltas con mucha frecuencia, las cuales eran aplacadas de manera muy sangrienta. En cierta ocasión, habiendo tomado Cochabamba, mató a centenares de hombres, abrió las puertas de las casas principales a cañonazos, luego se apoderó de todas las muchachas de la aristocracia y las sometió a los peores vejámenes, tales como azotarse mutuamente con la promesa de perdonar la vida a la vencedora. Pero sin embargo antes de esta orgía de sangre Melgarejo había asistido a misa.
El 29 de noviembre de 1868 se firmó una constitución después de unas elecciones, que según parece, fueron fraudulentas. Melgarejo se hizo conferir poderes extraordinarios que incluían la facultad de perseguir a sus opositores.
Los constituyentes, a modo de ritual, debieron besar las nalgas desnudas de Juana Sánchez.
Muy lejos de allí, el 29 de julio de 1870, Napoleón III le declaró la guerra a Prusia. Melgarejo era un gran admirador del emperador sobrino nieto de Napoleón I. Fiel a sus héroes, convocó a los ministros y resolvió declararle el también la guerra a Prusia. Como la reina Victoria había permanecido neutral en aquel conflicto, también declaró la guerra a Inglaterra.
Así que expulsó al embajador inglés (a falta de embajador prusiano). Lo mandó a la Argentina, en un viaje espantoso llegó a La Quiaca, donde lo tomaron por un gringo loco. Pero al final lo protegieron y pudo llegar a Buenos Aires, donde lo agazajaron y le permitieron volver a Inglaterra. Cuando la reina Victoria se enteró de los desplantes de Melgarejo ordenó a sus diplomáticos que tuvieran a Bolivia como no existente (idea de los ingleses que parece permanecer hasta hoy en día con respecto a toda latino américa).
El general no se contentó con una simple declaración de guerra, entonces, reunió unos 3.000 hombres y salió a combatir a los prusianos, dejando a Juana Sánchez en La Paz para que gobernara en su nombre.
Al llegar a Oruro ocurrió una desgracia que lo detuvo. Fue invitado a una jineteada, lo volteó un potro y se quebró un pié. Obligado a estar inmóvil por un mes, se entretuvo planeando sus acciones de guerra contra Prusia en su lecho rodeado de innumerables mapas.
Había una flota boliviana en Antofagasta que consistía de tres fragatas, pero solo cabían en ella 600 hombres, además no convenía mucho ir por el Pacífico porque el asunto estaba en el otro océano. Ante un Paraguay cerrado y una Argentina en la que gobernaba Sarmiento (quien odiaba a Melgarejo) quedaba el Brasil. Podían ir a Brasil atravesando la selva hasta Río Grande del Sur.
Entonces se enviaron diplomáticos a Brasil a pedir permiso, y Brasil aceptó, pero el embajador les advirtió que la selva era impenetrable y que no se lo recomendaba.
Para colmo de males el hueso quebrado del pié de Melgarejo no se soldó bien y rengueaba.
Vistió a sus soldados a la europea, les compró uniformes nuevos y estudiando la situación se le ocurrió que podía desembarcar en Normandía. Pasó revista a su tropa y lanzó una proclama: "Vamos al mar, que es la traición de Dios, seremos el país más poderoso entre los poderosos". Marcharon, se toparon con una sequía, pasaron tiempo sin comer y le anunciaron, estando en plena selva Amazónica, que Napoleón III había sido derrotado en los campos de Sedan, sin esperar a que ellos llegaran. Pero Melgarejo pensó que le estaban mintiendo y siguió adelante.
Llegaron otros mensajeros, cinco, siempre con la misma noticia. Los hizo azotar a cada uno.
El 13 de noviembre recibió otra horrible noticia, los bolivianos en Londres habían sido expulsados por apátridas y representantes de nada, toda vez que la reina Victoria había declarado la inexistencia de Bolivia, entonces Melgarejo volvió a declararle, una vez más, la guerra a Inglaterra.
Cuando estaban en medio de la selva le avisaron que en Potosí se había revelado el Gral. Rendón, por lo tanto decidió volver sobre sus pasos para exterminar a los rebeldes antes de luchar en Europa.
El 28 de noviembre Melgarejo redujo una vez más a la obstinada Potosí, 400 ciudadanos fueron fusilados y el Gral Rendón fué colgado. Las tropas procedieron al saqueo y a la violación.
La situación se complicó porque otras ciudades adhirieron a la revolución. Melgarejo se refugió en Taratas, su pueblo natal, preparó su asalto a La Paz, pensando que allá todavía estaba Juana, pero en realidad toda la familia Sánchez ya se había ido.
Las tropas de Melgarejo avanzaron sobre la capital el 15 de enero, con un ejército cansado y con solo 210 caballos. Entonces, llegó la derrota, la derrota y después la increíble huida de Melgarejo a Chile, solo. Y en Chile lo detuvieron como exiliado, allí se enteró de que Juana estaba en Lima y con unos dineros que le prestaron, que juntó trabajosamente, se fue a Lima.
Pero cuando llegó, Juana se negó a recibirlo. Y su propio cuñado, aquel a quien había liberado de la carcel y había nombrado ministro, lo mató frente a la puerta de su casa.



Texto adaptado de la emisión de La venganza será terrible del 28/03/11

13 de marzo de 2011

La noche de bodas de Luis XIII de Francia

Uno de los rasgos más conocidos de este rey es el que señala sus dificultades amatorias.
En 1612 María de Médici, la madre de Luis firmó con Felipe III de España un contrato de matrimonio para unir a sus hijo Luis con la pequeña Ana de Austria de catorce años.
Luis parecía prestar poca atención al asunto, él estaba muy dedicado a la cría de pájaros, no se interesaba por los preparativos de aquella unión. Sin embargo, un tiempo después, fue obligado a subir a la carroza que lo conduciría hasta donde estaba su futura esposa. 
Al llegar sonrió por un instante porque le comunicaron que su madre acababa de contraer varicela, motivo por el cual el casamiento se iba a demorar un mes más.
Al mes hubo otro viaje, Luis preguntó sobre la apariencia física de su esposa ya que nunca la había visto, pero nadie le pudo decir mucho. Entonces una mañana se hizo conducir hacia el castillo donde Ana se había detenido a pasar la noche, y sin dejarse ver por los españoles entró a la mansión, vio a la novia y se volvió. A la mañana siguiente alcanzó él mismo la carroza donde viajaba Ana y se puso a la par, asomó la cabeza y se señaló a si mismo con el dedo, mientras gritaba que era el rey.
Esa misma noche hubo una fiesta de recepción, Luis pareció bastante intimidado por su futura esposa y no se atrevió a dirigirle la palabra, el día siguiente fue peor, y así empezaron a circular por la ciudad frases muy burlonas respecto a la timidez del rey. 
Al fin la noche del 23 de octubre de 1612 se preparó todo para el encuentro íntimo. El rey estaba tan pálido que algunos amigos le contaron anécdotas picantes para estimularlo.
Después de la cena, el rey se fue hasta su cámara, donde su madre lo esperaba para conducirlo hasta los aposentos de Ana de Austria. Antes de llevarlo, María de Médci dijo: "Hijo mío, no es suficiente con haberte casado, tenéis que ir a visitar a la reina que os espera" (y le hizo un gesto como explicándole). Luis contestó que solo aguardaba órdenes, dijo: "Voy, si ello os place, a verla con vos", entonces, acompañado de su madre, junto con dos nodrizas, un gobernador, el Marqués de Ranville, el señor de Varignan y los caballeros del guardarropas (que llevaban la espada del rey), se presentó en los aposentos de Ana.
Al aproximarse a Ana (que ya estaba en la cama) María de Médici habló así "Hija mía, he aquí al rey que os entrego, recibidle a vuestro lado y amadle, os lo ruego".
El rey se metió a la cama, todos los presentes le desearon buena fortuna, dieron media vuelta y se retiraron. Dos horas más tarde Luis XIII reapareció y le comentó al médico que se había unido con su esposa en más de una ocasión.
Se redactó un comunicado acerca de la noche de bodas, todo tenía que ver con la necesidad imperiosa de Maria de Médici de certificar de algún modo que la unión con Ana se había consumado, si en España se enteraban de que el rey no cumplía con el débito conyugal, tal vez decidirían colocar a Ana junto a otro monarca.
Pero la verdad es que la intimidad de la corte no creyó en el éxito de aquella noche, y se temió por la continuidad de las relaciones con España. Al día siguiente de la supuesta consumación Ana y Luis se contemplaban con aire aturdido y parecían muy tristes. Por la noche Luis XIII no pidió ser acompañado a la cama de la reina, cosa de la que muchos se asombraron.
A partir de entonces Luis y Ana sostuvieron una distancia extrema, no se cruzaban en ningún sitio y eso trajo enormes complicaciones para la alianza entre los dos países. Mientras tanto los funcionarios del palacio contaban a los españoles felicidades inexistentes, le enviaron a Felipe III documentos precisos que hablaban acerca de los pasos del rey, de un entusiasmo y una doncellez perdida.
En una oportunidad ocurrió algo curioso. Los funcionarios franceses supieron de la visita de enviados de la corte española que seguramente auditarían acerca de asuntos amorosos. María de Médici sostuvo entonces una ficción que convenció a los españoles de la fogosidad de los recién casados. Todos los cortesanos franceses con aire desentendido se acercaban a los embajadores de España y les sugerían que la ausencia del rey y la reina se debía a la conflagración constante de sus cuerpos (¡Que quiere monsieur, se la pasan todo el día conflagrando!). Y la verdad era que el rey se iba a cazar pájaros y la reina iba para cualquier otro lado.
Digamos para terminar que Luis XIII no manifestó el deseo de encontrarse íntimamente con su esposa hasta cuatro años más tarde. Y durante todo ese tiempo debió mentirse a la corte española para que el conflicto no estallara.
Aunque en realidad tampoco es seguro que haya existido una verdadera intimidad entre los reyes, tanto es así que se duda de la paternidad de sus dos hijos.


Texto adaptado de la emisión de La venganza será terrible del 07/03/11

6 de marzo de 2011

Charles Darwin y el orígen de las especies

Erasmus Darwin fue médico, amante de la poesia arcaica y clacisista, y un impetuoso jacobino.
Era el abuelo de Charles Darwin, era gordo y tan goloso que las familias de los pacientes que visitaba se preocupaban por tener la mesa llena cuando llegaba, y solo después de haber comido lo llevaban al lecho del enfermo. Tenía por costumbre tener abierta la boca y dejar la lengua colgando, a pesar de esa desagradable costumbre tenía enorme éxito no solo en su profesión, si no también con las mujeres. Solía ocurrir que sus nietos sufrían la vergüenza de encontrarse frecuentemente con descendientes ilegítimos del abuelo
Organizó un club que se llamaba "La Sociedad Lunar" donde se discutían problemas sociales y científicos, se reunían pensadores, científicos ingleses y frances, entre ellos Rousseau, cuyas ideas fascinaban al viejo Darwin.
Le fascinaba la botánica y escribió un libro al respecto, donde describía el sistema sexual de las plantas. Luego escribió "Zoonomia", una de las tésis de la obra era que todo individuo se desarrollaba a partir de un filamento contenido en el semen masculino y que era dotado de apetencias formativas. Vemos que ya se expresaba en términos evolucionistas.
Erasmus murió en 1802.
El nieto no llegó a conocer a su abuelo, pero éste último influyó en su pensamiento a través de sus libros.
Charles nació en 1809, pasó una infancia dorada, era el hijo de una familia acaudalada. Cuando él tenía 8 años su madre murió, sus hermanas tomaron las riendas de la casa y trataron de educar al pequeño Darwin, un muchacho tranquilo y observador. Tenía el hobbie de coleccionar insectos.
Una tarde estaba juntando escarabajos, encontró uno y lo tomó con una mano, encontró otro y lo agarró con la otra mano, entonces vió un tercer escarabajo y para poder tomarlo, metió uno en la boca, el insecto lo picó en la lengua y dicho percance le impidió hablar durante un mes.
A los 16 años, lo enviaron a la Universidad de Edimburgo a estudiar medicina (obligado por su padre), allí sintió una inmensa repugnancia por la enseñanza que se le impartía y por la medicina en general. El padre viendo que su hijo no avanzaba le propuso seguir con la carrera ecleciastica, Charles lo meditó y luego lo aceptó. Fue a la Universidad de Cambridge y paradójicamente allí la formación religiosa incluía nociones científicas. Comenzó a leer y a adquirir algunos materiales de teología natural, leia a su abuelo y también a Lamarck.
En la época en que las naciones sudamericanas comenzaban a independizarse Inglaterra empezó a apoyar estos movimientos para favorecer sus comercios, cuando esta independencía se cumplió, el comercio inglés creció muchísimo y empezaron a mandar naves, no solo para proteger las naciones del sur, si no también para hacer toda clase de estudios.
Entre esas naves estaba la Beagle, del capitán Robert FitzRoy, que cumplió una expedición científica de todas las costas del sur. En esa nave se enlistó Charles Darwin para recoger muestras de especies extranjeras.
FitzRoy estaba interesado en la Fisiognomía, aquella ciencia conforme a la cual se pensaba que podía descubrirse en una persona costados patológicos de su psique examinando la forma de su cabeza, con Darwin descubrió que tenía una nariz de perezoso y debido a eso casi no lo acepta.
Al regresar a Inglaterra, Charles, primero se sorprendió con los honores con los que lo recibieron y después se casó con su prima Emma (la gente que tiene poco tiempo se casa con su prima).
Posteriormente comenzó a trabajar en una teoría revolucionaria. Desarrolló en la pantalla social de una familia muy tradicional, como la de él, ideas que socavarían al mundo desde entonces. Comenzó un esbozo de lo que sería El Orígen de las Especies, rememoró todo lo que había visto en su viaje, hizo comparaciones cada vez más rigurosas entre algunas especies y empezó a encontrar algunas respuestas. Llegó a completar la teoría de la evolución, pero hubo alguien que le ganó y publicó la misma teoría muy poco antes de que él terminara de formularla, ese fue Wallace.
Hubo algunas trabas socioculturales que obstaculizaron este pensamiento, por ejemplo la visión bíblica, pero también estaba la idea griega de Platón de que el mundo físico no era más que un espejismo poco confiable, las únicas cosas que existían eran las cosas inmutables que estaban en el mundo de las ideas.
Darwin trabajaba muchas horas, sufría jaquecas, palpitaciones, debilidad. Decía haberse contagiado una enfermedad infecciosa en las pampas sudamericanas, esto pudo haber sido el mal de chagas, ya que él aseguraba haber sido picado por un gran insecto negro.
En 1844 terminó de redactar su famoso ensayo y obtuvo el resultado de explicar el desarrollo del designio de las especies por obra de la casualidad al reunir principios de una variación aleatoria, la supervivencia del más apto, la competencia ciega, etc. Es decir, eliminó toda intervención providencial.
Jamás dijo que el hombre descendía del mono, si no que, tanto el hombre como el mono son descendientes modificados de un primate.
Para los científicos creacionistas Darwin se convirtió en una especie de demonio, el hombre más peligroso de Europa. Al final de su vida, después de hacer explícita su postura evolucionista publicó "El orígen del hombre y la selección con respecto al sexo"
En 1882 a los 73 años murió. Esperaba ser enterrado en el patio de la iglesia de St. Mary, en Downe, pero por petición de sus colegas, fue enterrado con los máximos honores en la Abadía de Wesminster, junto a personajes como: Newton, Faraday, Dickens o Shakespeare.


Texto adaptado de la emisión de La venganza será terrible del 02/12/09